Jefferson Ovidio Rueda Mesa.
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Los testimonios que implican a joven con muerte de mujer en Puerto Mocho

El cadáver de la tendera Marta Lucía Ortega fue encontrado enterrado en la playa.

A las 2:30 de la tarde del 18 de agosto de este año la ciudadanía quedó asombrada con el hallazgo de un cadáver, enterrado en las playas de Puerto Mocho.

Se trataba de Marta Lucía Ortega Hernández, de 44 años de edad, quien se encontraba al frente de la tienda La Gran Vía, un negocio familiar con domicilio en el municipio de Galapa.

De inmediato sus familiares apuntaron sus sospechas contra Jefferson Ovidio Mesa Rueda, un joven pero viejo conocido de ellos.

Desde pequeño, Jefferson ayudaba a su papá en el suministro de queso a las tiendas de la familia Ortega. Con la muerte de su padre, Jefferson continuó con el negocio, pero luego entró a trabajar como ayudante en La Gran Vía, con un salario de $600.000.

Con su presencia en la tienda, las hermanas de Marta Lucía comenzaron a sospechar por las generosas atenciones de que era objeto Jefferson.

La confianza de Marta hacia Jefferson era de tal magnitud que hasta le entregó el manejo de la caja. Sin embargo, sospechosamente el joven hizo cambios internos dentro de la tienda, con el aparente propósito de que las cámaras de seguridad no captaran sus movimientos frente a la caja.

Las sospechas de las hermanas Ortega fueron cada vez más intensas, hasta que se le rebelaron a Marta Lucía advirtiéndole que Jefferson se aprovechaba de ella, no solo en lo sentimental sino también en lo económico, con detrimento del patrimonio familiar.

Esto en razón de que Marta Lucía Ortega le habría cedido a Jefferson Mesa la suma de $100 millones que ella tenía destinados para la compra de un inmueble.

Por estas razones le pidieron que se apartara de él, lo cual fue atendido por ella. El, por su parte, montó una tienda – heladería – panadería, conocida como La Cruz Roja y localizada en la calle 72 No. 6-54, barrio El Bosque de Barranquilla.

Lo que nadie entiende es cómo, de tener un sueldo de $600.000 pasó a manejar un millonario patrimonio en dicha tienda.

Allí también se fue a vivir con una joven de 33 años, 12 más que Jefferson. Curiosamente, Marta Lucía también le aventajaba en 23 años de edad.

El 14 de agosto, hacia las 3 de la tarde, Jefferson salió hacia Puerto Mocho, un  sitio que él frecuentaba. De hecho, ocho días antes estuvo en el mismo lugar, tomando cervezas.

Ese día llegó a una caseta y se bañó. Con Marta Lucía había acordado una cita allá, pero con la advertencia que no le dijese nada a nadie.

Estando en la caseta le dijo al dueño si conocía a algún mototaxista para recoger a su mujer que se encontraba en una pescadería del barrio Las Flores.

El dueño de la caseta le presentó a un familiar suyo, con quien el joven acordó la tarifa, para luego recoger a Marta y llevarla hasta Puerto Mocho. Tanto el dueño como su familiar, el mototaxista, recuerdan perfectamente la fisonomía y vestimenta de Jefferson y Marta Lucía.

Seguidamente, hacia las 4:30 de la tarde, la pareja se fue caminando por la playa y fueron vistos por el vigilante de la draga que ese día se encontraba trabajando en la zona. Al vigilante le llamó la atención el hecho de que la mujer representaba mas edad que Jefferson, se grabó sus características y además guardó precaución para no ser sorprendido por un posible atraco.

Al terminar su turno, a las 6 de la tarde, le pareció extraño que la pareja no hubiese regresado y por eso le dejó la advertencia al compañero que ingresaba.

Es el celador nocturno quien se percata que hacia las 7 de la noche el joven regresó solo, se le acercó y le pidió que le ayudara a conseguir un mototaxista, manifestándole que había estado con su mujer y ella tuvo que irse antes.

El vigilante lo acompañó hasta la carrilera del tajamar occidental y le buscó un mototaxista, en su viaje de regreso, Jefferson a mitad de camino, hizo un pare para bañarse y cambiarse de ropa. El mototaxista lo esperó y luego llegaron hasta la tienda Top 40, localizada exactamente a la entrada del barrio Las Flores, sobre la Vía 40. Allí, Jefferson le brindó una gaseosa y le pagó el servicio, siendo captados todos sus movimientos a través de las cámaras de seguridad. A su casa regresó a las 8:30 de la noche.

Por su parte, los familiares de Marta Lucía, en vista que no aparecía, comenzaron a buscarla. Llamaron a Jefferson y este les dijo que no sabía nada de ella. Una hija de Marta, de 17 años, también se comunicó con él y el joven se mostró molesto con ella.

En los siguientes días la búsqueda resultó infructuosa hasta que el 18 de agosto unos pescadores observaron que una mano sobresalía de la playa, exactamente a 2.5 kilómetros de la entrada de Puerto Mocho, cerca al Arroyo León.

Las autoridades practicaron la diligencia, encontrando el cadáver de Marta Lucía con un trauma cortante en el cuello (degollada) y heridas de defensa en sus manos.

En principio Jefferson dijo desconocer el hecho, tampoco asistió al sepelio ni le dio el pésame a sus familiares. Sin embargo, frente al cúmulo de sospechas y la labor investigativa adelantada por el Grupo de Homicidio de la Sijin, en asocio con la Fiscalía 22 de la URI, a cargo de Carlos Newball, se expidió orden de captura en su contra, la cual se hizo efectiva el 22 de octubre, en la tienda La Cruz Roja.

Los testigos no vacilan en señalar que tanto la víctima como el joven son las mismas personas que ellos vieron y le colaboraron en la tarde del 14 de agosto.

Actualmente corren los términos para radicar el escrito de acusación o realizar un preacuerdo con el imputado.

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